El oso polar u oso blanco (Ursus maritimus, antes Thalarctos maritimus) es una especie de mamífero carnívoro de la familia de los osos (Ursidae).
Rivaliza con su pariente, el oso Kodiak (Ursus arctos middendorffi), por el título de carnívoro terrestre más grande de la Tierra. Vive en el medio polar y zonas heladas del Hemisferio Norte. Es el único superdepredador del Ártico.
Constantine John Phipps fue el primer científico que describe el oso polar como una especie distinta. El prefiere el nombre científico Ursus maritimus, del latín "oso marítimo", debido al hábitat nativo de este animal. Los inuit refiere a este animal como nanook (transliterado como nanuq en el idioma Iñupiaq).
Se cree que la familia, Ursidae, se separó de los otros carnívoros hace aproximadamente 38 millones de años. La subfamilia Ursinae se originó hace unos 4,2 millones de años.
El fósil de oso polar más antiguo que se conoce, data de hace aproximadamente 130.000 a 110.000 años y se halló en la isla Príncipe Carlos Forland, en 2004.
Los fósiles muestran que hace entre 10.000 y 20.000 años, los molares
del oso polar diferían significativamente con respecto a los del oso
pardo. Es posible que la especie se haya originado a partir de una
población aislada de osos pardos, sometida a una fuerte presión genética
durante las glaciaciones del Pleistoceno.
Este oso presenta un perfil más alargado que el de otros osos y las patas más
desarrolladas, tanto para caminar como para nadar largas distancias. Las
orejas y la cola son muy reducidas, para mantener mejor el calor
corporal, al igual que en muchos otros mamíferos árticos. En esto
también colaboran una gruesa capa de grasa subcutánea y un denso pelaje,
que en realidad no es blanco, sino translúcido, formado por miles de
pelos huecos (que al estar llenos de aire, son un buen aislante
térmico). Bajo el pelaje se encuentra la piel, que es negra para atraer
mejor la radiación solar y aumentar así el calor corporal. La luz
ordinaria se refleja sobre el pelaje, generando normalmente la falsa
sensación de blancura.
El período de apareamiento (único en que los osos de ambos sexos se reúnen y tratan de forma amistosa) es entre abril y mayo, pero los óvulos no se fertilizan y comienzan a desarrollar hasta septiembre aproximadamente, en lo que se conoce como implantación diferida. Durante este tiempo, la hembra trata de almacenar la mayor cantidad de grasa posible.
Sólo las hembras preñadas buscan refugio durante el invierno (aunque no hibernan), dando a luz una o dos crías durante el invierno en un refugio excavado en el hielo.
Las crías nacen en octubre, tras una gestación sorprendentemente corta. Al nacer miden apenas 30 cm de altura y pesan 700 g, no tienen ningún diente, son ciegas, y totalmente desvalidas.
En el curso de 5 meses crecen rápidamente, de tal manera que al inicio
del verano pueden seguir perfectamente a la madre (ésta está
extraordinariamente flaca y hambrienta tras el ayuno, en el que puede
perder la mitad de su peso inicial). Pasan otros 5 meses junto a ella,
aprendiendo a localizar comida y a resguardarse de los machos adultos,
que en ocasiones matan y comen oseznos. Algunos llegan a convivir con su
madre hasta los 2 o 3 años y medio de edad. Maduran sexualmente entre
los 3 y los 4 años, y pueden vivir un máximo de 30.El oso polar, rey del ártico, se alimenta de todos los animales árticos
excepto zorros y lobos. A pesar de todo sus favoritas son las crías de
focas y renos (que son mucho más escasos que los primeros) y llegan a
comer unos 30 kilos de comida al día, y los cachorros 1 kilo. Los osos
no toman agua, ya que en su ambiente es salada y ácida. Sacan los
fluidos que necesitan de la sangre de sus presas. También se ha
descubierto recientemente que pueden llegar a ser caníbales, en especial
los machos, ya que si sufren demasiada hambre, no tienen problemas en
comerse a otros osos en especial jóvenes o muertos generalmente.
Tradicionalmente, los osos polares fueron cazados por los esquimales y otros pueblos árticos, por su carne y piel, evitando ingerir el hígado, que por contener niveles extremadamente altos de Retinol (forma de Vitamina A encontrada en miembros del reino animal) consumirlo resulta peligroso para el ser humano.
Los colonos europeos comenzaron a matarlos también por deporte y para
evitar sus incursiones en los poblados, donde podían robar comida o
atacar a los animales domésticos. En raras ocasiones se dieron ataques
contra humanos, aunque la gran mayoría de éstos fue obra de animales
heridos previamente por los propios hombres.
Aparte del hombre, el único animal que puede ser peligroso para el oso polar es la morsa, si es que se acerca demasiado.
Las amenazas más modernas las constituyen la acumulación de contaminantes en el hielo y atmósfera árticos y el calentamiento que está afectando su ecosistema. Según estudios
canadienses (2005) el hielo de las zonas habitadas por estos animales se está derritiendo hasta tres semanas antes que en la década de 1970,
obligando al oso a retirarse a tierra firme sin haber completado sus
reservas de grasa, que pierden durante el verano y el otoño en forma tan
crítica que afecta la capacidad de las hembras para quedar preñadas y
minan su capacidad de producir leche para alimentar a sus crías. Esto ha
provocado una caída del 15% en la tasa de nacimientos.